domingo, 8 de enero de 2012

manolo bernal


Desde tiempos remotos, nuestros ancestros creían en pequeños seres sobrenaturales con poderes mágicos a los que llamaron Hadas, perdurando dichas tradiciones en nuestra cultura.

En Aragón se las llamaron Fades y es un ser femenino de gran poder, relacionada con los bosques, el agua y las cuevas. Según las zonas también se las llamó: Mora, Encantaria, Lavandera o Laina.

Durante mis paseos por el Pirineo aragonés me gusta pensar en que estos diminutos seres antes de ser descubiertos corren a ocultarse y se transforman en  árboles o plantas.  Las hay fuertes y vigorosas que dan vida a los bosques, otras mucho más coquetas se transforman en las más variadas y coloridas flores. Muchas son alegres e inquietas y no dejan de bailar a la menor brisa, otras disfrutan bañándose en las frías aguas de los ibones y manantiales del Pirineo.

Las hay tímidas que se esconden en la umbría de los bosques, también las hay que disfrazan su peligro detrás de una gran belleza, algunas para ocultarse ascienden a los riscos de las más altas cimas o se aferran a las deslizantes gleras, las hay que muestran su genio enseñando sus espinas, y están las más bonachonas que viven para ser pasto para el ganado.

Pero todas ellas tienen algo en común,  no se dejan fotografiar con facilidad.  Hay días que cuando las encuentras no están de humor y no permiten que les robes su alma. Tienes que volver una y otra vez hasta que dan su conformidad y ese día posan esplendorosas.

¿Crees en las Fades?  Confío en que sí y deseo que en este paseo que te invito a dar por la flora pirenaica aragonesa te acompañen y con un poco de suerte las puedas ver.