sábado, 24 de octubre de 2009

david méndez



“primitivo en el círculo”

Se empezaron a construir sin que aparentemente lo pareciera; fue un juego con la sustancia pictórica en su evolución que produjo imágenes que surgieron por una cuestión interna de la pintura, desvelando una poesía primaria, alguna parte de mi. No eran necesariamente pinturas abstractas, pero sí que las percibí como una realidad en continuo movimiento, transformaciones, realidades cambiando…y esto llevaba implícito un cierto grado de abstracción que las convertía en pinturas cargadas de misterio.

En algún momento me dejé llevar y procedí sin pararme demasiado a pensar que estaba haciendo y me gustó, porque saboreé la pintura y el acto de pintar como una ensoñación, comprendí que esto convierte a los pintores en soñadores, pudiendo así acceder a otros mundos, a otras realidades, realidades no conocidas, inexperimentadas. Pero ese aparente desapego, esa confusión deliberada era solo el desarrollo de una sensibilidad guiada por principios ordenadores de formas, gestos espontáneos y esenciales que eran en definitiva, ficciones de naturalidad… entonces ¿hasta que punto somos naturales? Seguimos siendo animales racionales, sin embargo, todavía podemos agudizar nuestros sentidos, perder un poco la cabeza y descubrir que hay otras realidades que son esta misma realidad, realidades a las que no alcanza la razón ¿todavía? No lo sé, pero mientras tanto seguiré soñando.